jueves, 27 de septiembre de 2012

Poesía del olvido: Los lobos del Señor Oscuro. 25 S.





En el inicio del otoño, cuando los vetustos árboles de los paseos cansados de la Capital empiezan a vestirse de ocres y marrones, una masa gigante ha ocupado las calles.
Y los señores de la res pública estaban reunidos en un hemiciclo, levantando sus manos en votaciones hirientes… y los lobos que mandan aullaban una vez más ladrando afrentas contra los empobrecidos, los desheredados, los rejodidos de la patria…
Y el Señor Oscuro tuvo miedo de la masa gigante y mandó blindar el palacio de las decisiones “democráticas” con una enorme jauría de lobos y mastines, de hienas sedientas de sangre ciudadana… que aspiran a expresar libremente su lenguaje no verbal de palos y miedo.
Hombres y mujeres multiformes, multi-ideológicos, diversos, distintos, caleidoscópica masa de luchadores por la esperanza se acercaron hasta el palacio de las decisiones y sus voces eran cantos a la cordura, cantos a la esperanza, cantos al futuro, al color y a la vida… Pero sólo recibieron por respuesta la metralla de los dientes fríos de las porras, los golpes inundados de veneno, la rabia contenida de esos secuaces del poder, herramientas de sometimiento, puñales de sombrío filo…
Y los palmeros tertulianos no paraban de mirar y alabar la brutal represión del Señor Oscuro, y enseñaban a la masa aborregada por la ventana universal imágenes ficticias y adulteradas, y la Verdad de la historia había sido deportada a los confines de la subversión… pero el clamor era tan fuerte en la masa gigante que los voceros mediáticos no pudieron acallar ni controlar las ínclitas proclamas y cantos de la Vida…
Y el futuro se dibuja en asamblea llena de retazos heterogéneos, socavando los pilares de la injusta Pax del emperador Rajano  I el Cisorio. 

lunes, 10 de septiembre de 2012

Neandertales


Me levanto con la noticia científica que asegura que en la sierra de Madrid el yacimiento de Pinilla alberga importantes restos de neandertales. En un abrigo de la zona se ha documentado un enterramiento  infantil con la presencia de dos lascas y un asta de uro encima del pequeño esqueleto.
Me pregunto qué les movió a aquellos hombres y mujeres prehistóricos de hace 90.000 años a colocar de aquella manera el cuerpo y a depositar sobre él estos objetos. Si este ritual que después de miles de años seguimos reproduciendo con mayor o menor fortuna tenía una significación de trascendencia, o era la expresión de afecto de unos padres o comunidad humana hacia su hijo muerto.
Hay algo trágico en la ciencia y algo mágico… Los motivos que buscan los científicos para explicar procesos factuales que ayuden a la comprensión de la evolución humana a veces se ven sorprendidos por la magia de lo inmaterial, del mundo del espíritu, de la evocadora sensación del más allá…
Me siento extrañamente identificado con ese estadio del primitivo homínido porque reconozco que en muchas cosas, comportamientos, y modos de actuar estamos estancados en esa fase, aspirando eso sí, a una más elevada concepción de  nosotros mismos como especie. No sé si lo conseguiremos.