En el inicio del otoño, cuando los vetustos árboles de los
paseos cansados de la Capital empiezan a vestirse de ocres y marrones, una masa
gigante ha ocupado las calles.
Y los señores de la res pública estaban reunidos en un
hemiciclo, levantando sus manos en votaciones hirientes… y los lobos que mandan
aullaban una vez más ladrando afrentas contra los empobrecidos, los
desheredados, los rejodidos de la patria…
Y el Señor Oscuro tuvo miedo de la masa gigante y mandó
blindar el palacio de las decisiones “democráticas” con una enorme jauría de
lobos y mastines, de hienas sedientas de sangre ciudadana… que aspiran a
expresar libremente su lenguaje no verbal de palos y miedo.
Hombres y mujeres multiformes, multi-ideológicos, diversos,
distintos, caleidoscópica masa de luchadores por la esperanza se acercaron
hasta el palacio de las decisiones y sus voces eran cantos a la cordura, cantos
a la esperanza, cantos al futuro, al color y a la vida… Pero sólo recibieron
por respuesta la metralla de los dientes fríos de las porras, los golpes
inundados de veneno, la rabia contenida de esos secuaces del poder,
herramientas de sometimiento, puñales de sombrío filo…
Y los palmeros tertulianos no paraban de mirar y alabar la
brutal represión del Señor Oscuro, y enseñaban a la masa aborregada por la
ventana universal imágenes ficticias y adulteradas, y la Verdad de la historia
había sido deportada a los confines de la subversión… pero el clamor era tan
fuerte en la masa gigante que los voceros mediáticos no pudieron acallar ni
controlar las ínclitas proclamas y cantos de la Vida…
Y el futuro se dibuja en asamblea llena de retazos
heterogéneos, socavando los pilares de la injusta Pax del emperador Rajano I el Cisorio.